Cuando llegamos a cierta edad, a todos nos pasa antes o después que en un momento de reflexión pensamos en lo mucho que nuestros padres han hecho por nosotrnos. Es cierto que siempre les queremos mucho, pero conforme nos hacemos mayores estos pensamientos hacen más mella en nosotros.
Con ello se nos viene a la cabeza el como tener con ellos un detalle especial, algo que verdaderamente les encante y de lo que nunca se puedan olvidar. Desgraciadamente mi padre murió hace unos años y todo lo que pude hacer por/con el ya esta hecho.
Debido a ello solo puedo centrarme actualmente en mi madre y ya llevaba tiempo dándole vueltas a la cabeza sobre que podía hacer, cuando se me vino una complicada idea a la cabeza.
Mi padre era gallego y mi madre es guipuzcoana (de Ordizia). Desgraciadamente y muy a mi pesar, ni hablo gallego, ni hablo euskera. Eran otros tiempos y otras situaciones familiares. Recuerdo con nostalgia aquellos años de mi tierna infancia (tenía 4 o 5 años), cuando iba a pasar parte del verano con mi abuela, mi tío y el resto de mi familia por parte de mi madre. Me dicen (yo no me acuerdo) que era capaz de entenderles e incluso de pronunciar ciertas frases.
Sobre esta carencia ligada a las raíces de mi persona era en torno a lo que giró hace unos meses la idea del regalo a mi madre. Evidentemente no iba a haber nada capaz de recuperar el tiempo perdido, pero si una manera de quizás y solo quizás darle una sorpresa a mi madre (en casa siempre mis hermanos y yo la hemos llamado amatxo).
Como podéis comprobar en esta página web, he escrito dos novelas de una misma saga (y espero continuar), por lo que mi idea fue la de poder regalarle a mi madre y a su familia, unos ejemplares de mi primer libro traducidos al euskera.
He conseguido que dos maravillosas amigas me ayuden con tan titánica tarea y a continuación podeis ver los resultados (espero que a mi madre le encante).
Eskerrik asko Maitena. Eskerrik asko Katixa