¡Por fín!. La Serenísima

¡Por fin!. ¡Por fin!. ¡Por fin!.

Hay ciertas ciudades, como París, Roma o Venecia, que están en la mente de casi todas las personas (principalmente europeas), el poder visitarlas en algún momento de nuestras vidas.

En el caso de que vivas en Europa, te planteas el realizar el viaje en uno de los puentes festivos que se producen a lo largo del año. Este es el caso de mi mujer y yo. Desde hace años, en alguno de estos puentes, nos planteamos el visitar una de las ciudades mencionadas, pero desgraciadamente al final, por motivos de intentar aprovechar mejor los días, no nos salen las cuentas.

Normalmente los problemas se suelen dar con los planes de vuelos. O bien los vuelos salen muy tarde (a partir de las 20:00) y pierdes ese primer día, o bien el vuelo vuelve antes de las 11:00 del último día, por lo que pierdes el día y pagas una noche más de hotel que tampoco aprovechas, dado que no te sirve más que para esperar el vuelo. Incluso se pueden dar los dos casos: que pierdas el primer y el último día, por lo que el viaje te sale caro y no lo disfrutas.

A nosotros, hasta el pasado puente, era una cuestión repetitiva con las tres ciudades mencionadas. El caso más curioso suele ser Paris, en donde incluso miras combinaciones con el TGV. Puedes llegar a conseguir que la ida o la vuelta, te salgan bien, pero no hemos conseguido hasta la fecha que las dos combinaciones sean correctas, por lo que seguiremos intentándolo. Debo ser la única persona que ha visitado siete veces París (por motivos de negocios) y no he conseguido visitar la Torre Eiffel.

Como he dado a entender en el párrafo anterior, en el último puente hemos conseguido eliminar una de las tres incógnitas de la ecuación: Venecia. No me puedo atribuir ningún mérito, puesto que ha sido de forma fortuita. Como en situaciones parecidas, después de mirar las distintas combinaciones, para ir a una de las tres ciudades, una vez más tuvimos que desechar la idea. En vez de ello nos decantamos por Bergamo.

No quisiera quitarle protagonismo a la frase “siempre nos quedará París”, de la película Casablanca, pero Bergamo siempre es una buena opción. Por motivos de trabajo en anteriores empresas, ya conocía Bergamo. También he estado de vacaciones con mi mujer y teníamos muy buenos recuerdos, por lo que nos pareció buena idea.

¡Pero bueno!. ¿Hemos venido a por Bergamo o a por Venecia?. ¡A por Venecia! (Bergamo lo dejaremos para otro día). Lo que nos ocurrió es que estando visitando en coche, ciudades cercanas a Bergamo, se nos ocurrió poner en el GPS, Venecia. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa, al ver que la distancia entre Bergamo y el centro de Venecia era de 220 Km!.

¡No nos lo podríamos creer!. Uno de los problemas del viaje directo a Venecia, eran los cambios de medios de transporte que tenías que hacer. En principio tomabas el avión y aterrizabas en los aeropuertos de Treviso o Marco Polo, de ahí, había que coger un autobús, un tren o un barco y viceversa. El planteamiento de la logística de transporte, siempre nos  daba la sensación de ser engorroso y acababa desanimándonos.
Si uno tiene tres o cuatro días para el viaje, lo que quieres es aprovecharlos, no desperdiciarlos en colas de esperas y medios de transportes.

A la vista de la distancia, nos animamos a preguntar en nuestro hotel, si el viaje desde Bergamo a Venecia era sencillo. La persona de recepción nos comentó que era sencillísimo y que los nuevos accesos que había en Venecia, lo habían simplificado mucho más. El detalle que nos comentó y que constatamos durante el viaje fue el siguiente:

  • Se coge la autopista en Bergamo, y al contrario que aquí en España, no hay peajes más que cuando hay salidas a los diferentes destinos. Es decir no hay peajes, por cambios de autonomías, provincias o similares. En definitiva 220 km. de autopista de tres carriles y sin interrupciones. Como en Italia se puede circular a 130 Km./hora,  menos de dos horas de viaje. Para cualquiera que le guste conducir: un paseo.
  • A la salida de la autopista, tienes unos kilómetros de autovía, hasta que enlazas con el puente que une la isla con el continente. Tampoco hay peajes, ni colas, ni esperas.

 

Vista desde el puente de Venecia

 ·     Nada más cruzar el puente, te encuentras, con un megaparking, en donde dejas el coche.

Vista desde el puente de Venecia

·        A la salida del parking cruzas un puente y ¡Ya estás en Venecia!. ¡A disfrutar!.

Para finalizar, comentar que Venecia superó nuestras expectativas. Hay una frase típica de las visitas a las ciudades, que es “perderse por las calles de …”. En el caso de Venecia es inevitable… 

 

Vista desde una góndola

 

Esta construida para ello, la combinación de calles, pasajes, puentes (470) y canales es inacabable, pero no por ello menos divertido y fascinante. Es una de esas ciudades a las que prometes volver y es imposible el que te aburra el visitarla, por más veces que vayas.

 

En la Plaza San Marcos

 

Con lo fácil que nos ha resultado el viaje, el cómo lo hemos aprovechado y la cantidad de cosas que hemos visto, me parece que vamos a meter en nuestra mochila, la frase siguiente: “cuando no sepamos a donde ir en un puente, siempre tenemos la opción Venecia, vía Bergamo”.

En el canal abierto al mar

 

 Por cierto. ¿Sabíais que Venecia tiene forma de pez?

 

Mapa de Venecia

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